Caperucita Arroja Adela Basch y Luciana Murzi
Chicos, ¿a que no saben con quién me encontré hoy en el bosque? —preguntó Romina muy entusiasmada a sus amigos. —¿Cómo querés que sepamos? No somos adivinos —contestó Marcelo, impaciente. —¿Con quién? —exclamó Nora. —Dale, contanos —pidió Lucila, curiosa. —Si, enseguida les cuento. Pero primero ne-cesito que me digan si alguno se acuerda bien del cuento de Capuchita Roja. —¿Qué Capuchita Roja? —se asombró Ge-rardo—. No tengo la menor idea. —¿No será "Caperucita"? —arriesgó Lucila. —iAy, sí, me confundí! —se disculpó Ro-mina—. Quise decir "Caperucita". ¿Alguno conoce bien el cuento? Y como todos se quedaron callados, Romina esperó un momento y continuó hablando. —Bueno, entonces antes de contarles lo que sucedió en el bosque, vamos a tener que recordar el cuento: Caperucita era una nena a la que todos lla-maban así porque su abuela le había hecho una hermosa copa roja. —¿Una copa roja? —preguntó Tobías. —Si, la abuela consiguió la tela y se la cosió ella misma. —